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10 cosas que tenés que saber sobre jabones y detergentes

Actualizado: 23 jun 2020

En esta época de pandemia en la que nos llueven recomendaciones de limpieza y desinfección, y nos invaden con publicidad de desinfectantes aprovechando la oportunidad para vendernos más y más productos, y se hace necesario más que nunca despertar como consumidores conscientes.

Jabones y detergentes están presentes en un nuestra vida diaria así que decidí investigar un poco y aquí te comparto algunas cosas que me sorprendieron.


1. Jabones y detergentes son limpiadores efectivos aún en tiempos de pandemia

Lo primero que tenés que tener presente es que el principal producto de limpieza es el AGUA.

Sabemos que el agua y las grasas/aceites no son amigas y que es necesario agua muy caliente para diluirlas. Aparecen entonces como principales ayudantes del agua los JABONES y DETERGENTES.


El poder de jabones/detergentes es que sus moléculas se enlazan con agua y a la vez con grasas, y por tanto ayudan a atrapar la suciedad atrapada en grasa permitiendo que se la lleve al agua. A los compuestos con esta propiedad se los llama tensoactivos o surfactantes. Y como ves no pueden actuar solos, necesitan la presencia del agua.

Diversos microorganismos, como el causante del COVID-19, están envueltos por una película grasa y por lo tanto el lavado con agua y jabón/detergente es una limpieza efectiva.

2. El jabón es natural y el detergente es sintético


En líneas generales podemos decir que detergente es un producto que permite limpiar, es decir eliminar suciedad. Según esta definición los jabones serían detergentes. Pero en la práctica diferenciamos jabones de detergentes propiamente dichos ya que ambos difieren en su composición química.


El jabón es un antiguo agente limpiador que se fabrica a partir de grasas animales o grasas vegetales (hay para veganos también), que se saponifica al mezclarse con una base alcalina como hidróxido sódico (sosa o soda caústica) o hidróxido potásico (potasa). Pese a que la soda caústica es muy corrosiva, luego del proceso de saponificación el PH del jabón es similar al de la piel.

Los detergentes son productos limpiadores con tensoactivos sintéticos o artificiales, derivados del petróleo (petroquímicos) y a partir de distintos aceites y grasas (oleoquímicos). Entre los tensoactivos utilizados encontramos nombres complicados como sulfonatos de alquibenceno lineales (Linear Alkylbenzene Sulphonate o LAS), lauril sulfato de sodio (Sodium Lauryl Sulfate o SLS), sulfonatos de alquibenceno de cadena ramificada (ABS), alquilopoliglucósidos (APG). Los detergentes vienen tanto líquidos, en gránulos como también sólidos, y estos últimos a veces pueden confundirse con jabones.

3. Se hace difícil entender una larga lista de ingredientes en etiquetas ilegibles

La acción de frotar ha sido la clave para ayudar a penetrar el agua y jabón para poder remover la suciedad. Dado que el agua dura (con alta presencia de minerales como cal y magnesio) tiene moléculas grandes que dificultan el contacto y penetración (por ejemplo en los tejidos de la ropa), se agregaron nuevos ingredientes a los detergentes, llamados coadyuvantes o auxiliares, que ayudan a ablandar el agua.


Además se añadieron nuevos ingredientes para poder lavar con agua fría, ingredientes anticorrosivos para proteger electrodomésticos, ingredientes blanqueadores y antimanchas para la ropa, ingredientes para controlar el nivel de espuma, etc.


Tanto a jabones como detergentes se les añadieron ingredientes para controlar el PH, perfumes y colorantes entre otras cosas.

Me sorprendí al encontrar más de 20 ingredientes en el jabón de tocador. No es raro entonces encontrar en la etiqueta la advertencia sobre las irritaciones y alergias que puede causar!

Leer una etiqueta es una misión muy difícil (necesitas lupa) pero entenderla es casi una misión imposible (necesitas ser químico!).


Hace muchos años elegí un jabón y ahora, con mi nueva curiosidad de conocer ingredientes, descubro que en su etiqueta no estaba su composición. Esto me hizo cuestionar si contamos con una ley en Argentina que obligue a informar la composición de todos los productos que manipulamos. Encontré la Resolución 420/2015 Sistema de Fiscalización de Rótulos y/o Etiquetas (FDR)

En España, el Reglamento CLP 2009 sobre clasificación, etiquetado y envasado fue un punto de inflexión a partir del cual el sector químico redujo sustancias contaminantes en las fórmulas de sus productos, entre ellos los detergentes.

4. No a los antibacteriales: alteran las hormonas y propician super gérmenes

Sabiendo que el consumidor tipo tiene miedo a los gérmenes aparecieron en el mercado muchos jabones que incorporaron compuestos antibacteriales.


Está comprobado que los productos “anti-vida” pueden hacer evolucionar los gérmenes haciéndolos más resistentes, lo cual contribuye a que las personas que los usan tengan menos capacidad de combatirlos.

Compuestos antibacteriales como triclosán y triclocarban han sido prohibidos por la FDA EEUU, y otros compuestos como cloruro de benzalconio, cloruro de bencetonio y chloroxylenol (PCMX) están en estudio.


Si bien no prohíbe, fija algunas restricciones de uso sobre algunas sustancias, y esto nos da la pista para estar atentos a: cloflucarban; fluorosalan; hexilresorcinol; cloruro de metilbencetonio; amiltricresoles secundarios; oxicloroseno de sodio, triclocarbán y triclosán (estos dos últimos ya prohibidos por la FDA)



“Se encuentra científicamente comprobado que la concentración de agentes antisépticos no elimina la totalidad de los gérmenes, y que su uso prolongado genera resistencia bacteriana y alteraciones hormonales. Por lo tanto, resulta importante comprender que, en el hogar, el lavado de manos y la higiene corporal deben realizarse con jabón sin aditivos antisépticos.”


A lo cual yo agrego, que el mismo consejo se debería aplicar a la limpieza del hogar, intentado evitar el uso de desinfectantes priorizando la limpieza con agua y jabón/detergente.


En resumen, un producto “anti-vida” puede hacer más daño que bien en el largo plazo. La recomendación es clara:

La medida de prevención no es utilizar desinfectantes sino EVITAR su utilización innecesaria para no comprometer la salud de las personas

5. El jabón es menos agresivo que el alcohol

Sabemos que la piel es la primera capa protectora con la que cuenta el cuerpo. Tal vez no sepas que la piel tiene una flora o microbiota natural (microorganismos) que tiene la función de protegernos. Así que los productos que usamos en contacto con la piel deberían ser respetuosos con nuestra grasa y con nuestra flora, porque de otra forma atentamos contra nuestras defensas naturales.

En España el Reglamento CLP, hizo una creciente demanda de tensoactivos biodegradables que además sean no irritantes. Según leí los tensoactivos APG cumplen ambos requerimientos.

El lavado de manos con jabón resulta preferible al uso de alcohol en gel.

El alcohol es un desinfectante que, además de tener los perjuicios de los productos “mata-vida” que te comenté antes, resulta muy agresivo para la piel y puede terminar resecando, agrietando y haciendo heridas.

6. Algunos compuestos no son amigables con el medio ambiente


El residuo de agua y jabón/detergente se va por el desagüe y, ante la ausencia de plantas de tratamiento de aguas residuales, llega a los cauces de agua y ecosistemas marinos.


Un producto es biodegradable si puede descomponerse en elementos químicos naturales por la acción de agentes biológicos, como el sol, el agua, las bacterias, las plantas o los animales.

El jabón, en su fórmulación básica original, es biodegradable. Los detergentes y jabones con tensoactivos añadidos pueden no ser totalmente biodegradables. En la etiqueta del producto encontramos información sobre el porcentaje de biodegradabilidad. Los tensoactivos APG son biodegradables mientras que los ABS se degradan más lentamente que los LAS.

Además de los tensoactivos entre los compuestos hay presentes enzimas, blanqueantes, aditivos, conservantes sintéticos, colorantes, perfumes que no están para nada asociados con entornos saludables.

7. No te olvides de enjuagar


No es para nada deseable que después de limpiar te quede un residuo de jabón o detergente en lo que lavaste, por lo tanto el enjuague es primordial.

Jabón y detergente son alimentos para microorganismos así que si te quedan restos en lugar de haber limpiado vas a haber contaminado…

8· Jabones y detergentes no son comestibles


A veces las cosas no se dicen porque parecen obvias, pero como es algo importante no está de más decirte que jabones y detergentes son químicos no comestibles.


No deben usarse jabones o detergentes para lavar frutas y verduras.

¿Nunca notaste gusto a detergente al tomar agua en un vaso de plástico (que es un material poroso)? Tenés que realizar un buen enjuague sobre todo al lavar vajilla u objetos que están en contacto con alimentos o con la boca.

9. Los detergentes concentrados se venden como más ecológicos


En los últimos años se aparecieron formulaciones de detergentes líquidos concentrados.


Un producto concentrado se supone que tiene una eficacia similar al convencional, considerándose ecológico por utilizar menos envases. Para que efectivamente sea ecológico en este sentido el consumidor debe atender las dosis recomendadas.

Todo depende de que el consumidor sea consciente de que utilizando un producto concentrado debe utilizar una dosis menor a la que utilizaría del producto no concentrado. En teoría los consumidores deberíamos siempre atender a la dosis recomendada para no usar producto de más, tanto en beneficio de nuestra economía como para minimizar el residuo que generamos.


¿Pero los fabricantes quieren que el consumidor se entere de la dosis recomendada? Digo esto porque encontré muchos detergentes que tienen su dosis en la parte trasera de la etiqueta solo visible al terminar el producto.

10. El Jabón blanco elegido como el rey

¿Te habrá recomendado alguna vez tu abuela, tu madre o tu tía que no hay nada mejor para quitar una mancha que lavar ropa con jabón blanco de pan y dejar sol?

En el mercado hay una gran cantidad de detergentes sólidos en pan con apariencia de jabón blanco. La única forma de distinguir un verdadero jabón blanco es reconocer sus ingredientes. No me fue fácil encontrar verdadero jabón blanco. El que que yo sospechaba que era jabón blanco no tenía en su etiqueta la composición. Consulté a la fábrica y me informaron su simple composición de 4 ingredientes: grasa, sal sódica e hidróxido de sodio (y en el caso de este jabón en particular también tiene citronela).

Simpleza en su fórmula. No tiene antibacteriales. Es biodegradable. Sin colorantes. Es económico. Y por ser jabón es efectivo para limpiar.

¡Yo no le pido más a un producto! El jabón blanco en pan que yo elegí tiene en su etiqueta la leyenda “probado dermatológicamente”. Lo corto en pedacitos y armo jabones más manipulables. Lo uso tanto para lavado de ropa como también para el lavado de manos y cuerpo. De todas formas, cada cual tiene su piel y sus gustos.


¿Cuál es entonces el jabón/detergente ideal?

El objetivo es un detergente que lave utilizando el mínimo coste energético y con el menor impacto sobre el medio ambiente, maximizando su poder limpiador.

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